13.3.12

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Perder,
bajo el mar,
sobre ti y sobre mi,
sobre el laurel de tus pecados,
sobre la hierba de tu boca,
y sobre el mal.

El pecado de la obsesión y de la yuxtaposición.
El rosado de tus palabras
y la lluvia atormentada como tus ojos de barro.

Ven hacia mi y protégeme del frío y de las gentes
y rodéame con tus brazos largos y masculinos.
Apriétame fuerte contra tus costillas y dime,
dime nada. Respírame y deja que te respire.

Y dime nada, que yo el significado ya lo aprendí,
ya lo adquirí, de ti y de tus pasos de arcilla
delicados y elegantes.

Ven y vuelve a irte allí, donde yo ya no sepa que existe,
donde nadie sabe el secreto de mi espíritu y mi alma
que lleva dos besos.

Ven y vuelve a irte, allí
donde todo es niebla,
donde los muchachos visten de clavel
donde los sonidos se extinguieron
donde pueda yo caer y encontrarte,
otra vez.
A Mario, Enero de 2012, Brighton.

Miriam Marín Lozano







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