11.12.10

"En el bosque el viento se esconde para meditar junto con la madera y la hojarasca. Bosque: enmarañadora mente verde. Santuario que perdura en la naturaleza. Los lagos, ojos relumbrantes del agua, interrogan al cielo. Las respuestas de dioses, altos y lejanos, desciende hasta las rocas y las raíces. Entre ellas camina el solitario. Thoreau. Las cronologías de los hombres ubican el tiempo de ese día de caminata en 1845, cerca del lago Walden, en Concord, Massachussetts en una cabaña hecha de troncos. Thoreau escucha, intenta escuchar a los vientos, los animales, las ramas susurrantes, los peces en cristalinas sendas de arroyos y lagos. El poeta y filósofo que camina por el bosque contempla las pinturas aéreas de la luz. En su pensamiento habla el verbo húmedo de las hojas. En la profundidad sanguínea de su cuerpo piensan los búhos en el secreto de la noche. Thoreau escribe luego. Su escritura extiende sus letras siempre después de la fusión de su piel con las cortezas. El atento filósofo que medita entre los árboles escribe Walden o la vida entre los bosques y Elogio de la Vida Salvaje.

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